La idea de este blog es un espacio donde colocar mis cuentos. Si bien participo de un taller literario y en él compartimos muchos relatos y experiencias, me gusta la idea de entregárselos al cyberespacio. Uno nunca sabe donde puede llegar un cuento y el efecto que puede producir en otra persona. Todo sea por abrir una pequeña puerta que nos lleve a todos a recorrer otros mundos...
martes, 9 de noviembre de 2010
Otra forma de ver...
Se había acostumbrado a ver de una forma diferente. Cuando lo contaba, la mayoría de las veces no le creían. Sí, él era ciego, pero eso no le impedía ver. Ya estaba viejo para discutir, así que no se molestaba en dar explicaciones. ¿Cómo explicar que él miraba por dentro a la gente? Nadie lo entendería. Eso sí, se asombraban cuando lo escuchaban hablar, porque les decía a muchos unas cuantas verdades. No entendían que él percibía mucho más que los demás. Él no veía con los ojos, veía con el alma. Cuando una persona se le acercaba, conocía sus sentimientos y emociones. Si era bueno, si se podía confiar. Veía a todos como pequeñas luces, y dependiendo de su color las catalogaba. Si la luz era rosada era una persona muy buena, con mucho amor. Si era roja no era de fiar, pues tenía mucho odio en su corazón. No había tenido la suerte de encontrarse con los de luz violeta. Los que tenían esa luz eran elegidos, y nunca se cruzaba con ellos. Se había conformado con conocer a los de luz amarilla. Eran personas con mucha energía, siempre dispuestos a ayudar y a brindarse a los demás.
Nadie entendía como conocía los colores si nunca los había visto. Él contaba que en su infancia, un ángel se le había aparecido y le había enseñado su significado.
Era ciego desde niño, pero eso no le había quitado la alegría de vivir, se había acostumbrado. No había tenido muchas oportunidades en la vida, debido a su condición, ciego y con una familia muy pobre. Las pocas veces que la fortuna lo acompañó fue castigado. Una vez le regalaron un número de lotería y ganó. Pero cuando tuvo el dinero, se comportó con mucha codicia y lo perdió todo en una semana. Por eso prefiere ser pobre, porque sabe que su corazón es la de un hombre avaro. Se pregunta muchas veces que luz tendría su alma, pero sabe que la mezquindad es su gran defecto y es lo que le impide ser violeta.
Una vez estaba sentado en una plaza y una señora se le acercó. Notó la presencia por su llanto pero no por su luz. Se estremeció al comprobar que su alma estaba apagada ¿Qué le habría pasado a esa señora para estar así? Se sintió muy mal porque no la había podido ayudar, como no veía su luz la señora se alejó sin que él se diera cuenta. Ahí entendió, que las personas tristes, no tienen fuerza para que se encienda la luz de su alma. Se quedó desconsolado. A partir de ahí, trató de esforzarse para ver más allá de las luces.
De todas formas no todo fue tan malo, un día iba caminando por la calle y vio una luz violeta muy brillante. Una mezcla de sorpresa y alegría lo invadieron. Comenzó a perseguirla pero no pudo alcanzarla, y la perdió de vista. Entonces, cuando ya regresaba a su casa decepcionado por el desencuentro, dando vuelta la esquina se topó con ella. Era una niña, con una voz muy dulce que le preguntó:
- ¿Necesita ayuda, señor?
- No niña, muchas gracias.
- ¿Quiere un caramelo? Los acabo de comprar.
Hubiera querido hablar más con ella, pero fue tal la sorpresa que no le salieron las palabras. Aceptó el caramelo y la niña se alejó sonriendo. No tuvo tiempo de decirle nada. Pero ese día se dio cuenta que había estado equivocado. Que no era necesario ser un gran iluminado para ser violeta, que bastaba con la inocencia y la dulzura.
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¡Ali, te felicito! Está muy lindo el blog.
ResponderEliminarArriba esas ganas de compartir
Beso grande
CHolo
Soy Violeta, soy Violeta, Violeta soy yooooooooooooo!!!. Ya lo sabías no? jajaja. Besote y que cada vez salgan más cuentos...
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