![]() | ||||
Foto que saqué cuando estuve en el desierto de Atacama. ¡Hermosa luna llena! |
Fue en la mañana de ayer que decidí entregarme en jefatura, la camioneta era mía. Nadie me creería. Pero era cierto, no la había robado. Por eso me estaban buscando. El miedo pudo más que todo y me fui corriendo como un tonto. Seguro que había perdido todos los papeles entre la confusión. Es que la rabia que sentí en ese momento me nubló por completo. Pensar que iba tan contento a visitarla. Estaba muy feliz porque después de tanto ahorrar había podido comprarme la camioneta. Todo era perfecto, porque también me serviría para trabajar en el reparto y dejar el kiosco. Ya estaba aburrido de las mismas frases todos los días. “¿Me da un cinco de oro sorpresa? Es el regalo del día del abuelo, sabe, bla bla bla”… ¡A mí que me importa el cinco de oro, si era para el abuelo o el primo! Estaba cansado de escuchar las mismas conversaciones monótonas todos los días. Mi única esperanza era abandonar ese lugar. Con el reparto por lo menos el que decidía cuando irse era yo. Pensaba que mi vida iba a cambiar, pero todo se había derrumbado en dos minutos. ¿Y quién va a pagar por este destrozo? ¿Quién paga los daños de un amor roto? No podía creer lo que había visto. Estaba con otro sí. Lo vi con mis propios ojos. Me costó mucho aceptarlo pero las pruebas estaban a la vista. Si no ¿Quién podría estar en la casa a esa hora? Preferí huir antes que enfrentar la situación. Fue ahí seguramente cuando perdí todo. Para colmo eso, me quedaría sin amor y sin camioneta.
Todo había acabado para mí. Justo ahora que la estaba entendiendo un poco más.
A mi me fascinaba caminar por la noche y mirar las estrellas pero a ella nunca le gustó la oscuridad. Pensaba que allí crecían animales fantásticos y que algún día vendrían por ella. Por eso mismo la cuidaba como a una niña, y ahora me engañaba de esta forma. Tenía una mente muy fantasiosa, a veces pensaba que estaba loca. Pero su locura como toda locura tenía su encanto. Una noche me dijo con la mirada perdida: “La luna, epicentro de augurios amorosos y hombres lobos”. Yo reí, pensado que estaba hablando en broma, pero luego me di cuenta que lo decía en serio. Entonces la abracé con fuerza, era lo único que podía hacer, brindarle mi amor y mi comprensión.
Una vez ya no pudiendo más con sus delirios le dije:
- ¡Basta de fantasía! ¿Cuándo vas a crecer? ¡No existen los hombres lobos! ¡Nadie te va a lastimar! ¡Ese mundo en el que vivís no existe!
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Había visto desilusión en su mirada cuando se lo dije. Pero no podía protegerla más, tenía que despertarla.
Y ahí estaba yo sentado en la comisaría, esperando. Por lo menos no me habían detenido cuando me presenté, eso ya era un buen comienzo. Seguro que ahora me harían un montón de preguntas con respecto a esos papeles que habían encontrado. Si no ¿Por qué me estaban buscando?
- ¡Fabián, estás acá! ¡Qué suerte que apareciste! Te estábamos buscando. ¿Qué es lo que te pasó? Mi amor que lindo, se hizo realidad tu sueño. Te compraste la camioneta que querías, ¿verdad?
- ¿Y vos cómo sabés todo eso?
- Es que ayer por la noche, vino un muchacho a verme a casa. Casi no le abro la puerta porque era muy tarde, pero me insistió tanto…
- ¿Si? ¿Quién era? ¿Qué quería?
- Un muchacho muy amable, se llamaba Pablo me dijo. Encontró unos papeles de una camioneta que estaban a tu nombre, y entre esos papeles había una tarjeta con mi dirección. Al principio no entendí nada porque yo sabía que no tenías ninguna camioneta. Pero después de mirar los papeles no había duda que era tuya. Así que me supuse que la habías comprado. Te estuve esperando toda la noche con los papeles, después que el muchacho se fue. Me empecé a preocupar. Llamé por teléfono a tu madre pero no sabía nada de vos. Estaba muy asustada pensando que quizá te hubiera pasado algo. Fue ahí cuando llamé a la policía por eso te andaban buscando. La noche es tan peligrosa, imaginate si te agarra un hombre lobo. ¡Justo hoy es luna llena! ¡Fabián!
- ¿En serio? ¿Ese muchacho no estaba contigo anoche? Pero…entonces…
- ¿De qué estás hablando? ¿Qué muchacho? ¡Es luna llena Fabián, tenemos que irnos rápido de acá!
No hay comentarios:
Publicar un comentario